La empresa se encargará de cambiar el sistema de agricultura extensiva centrado en alfalfa y maíz por otro basado en el cultivo intensivo de almendros, mediante su servicio especializado ‘llave en mano’, en una finca de 140 hectáreas de superficie.
El proyecto contempla, de forma integral, todas las tareas relacionadas con la plantación, la gestión optimización del riego y , así como la implementación de la tecnología necesaria para obtener los mayores ratios de rentabilidad posibles para el agricultor.
Los márgenes decrecientes de los cultivos extensivos que se trabajaban hasta ahora en esta finca oscense, unidos al continuo descenso de las ayudas provenientes de las sucesivas reformas de la Política Agraria Común (PAC), han motivado la decisión de los propietarios de apostar por esta nueva estrategia, rubricando un contrato de 20 años de duración, aprovechando, además, las condiciones favorables del clima, el suelo y la dotación de recursos hídricos de la zona, para el cultivo de almendros en régimen intensivo.
Agbar Agriculture es la división del grupo Agbar especializada en la optimización del uso del agua para regadío y la oferta integral de servicios tecnológicos y agronómicos diseñados para el manejo de cultivos de alto valor añadido. Cuenta con el respaldo y los recursos técnicos y humanos de esta multinacional, una de las compañías líderes en el mundo en la gestión de recursos hídricos y servicios medioambientales. La compañía está consolidada en España como un referente en el impulso de los cultivos de alto valor, asesorando de forma personalizada a los agricultores para que obtengan la máxima rentabilidad de sus explotaciones.
Para lograr una adecuada rentabilidad, una de las principales claves del cultivo del almendro radica en el regadío. En España, el 90% de la producción de almendro se desarrolla en secano, lo que reduce notablemente la productividad, con un ratio medio de 150 kilos por hectárea que, como mucho, puede alcanzar los 500 kilos por hectárea. Sin embargo, se ha logrado alcanzar e, incluso, superar, los 2.500 kilos por hectárea apostando por la instalación de riego, el uso de variedades autofértiles de floración tardía y extratardía y la aplicación de nuevos modelos agronómicos más rentables y eficientes.
Para conseguir este nivel de productividad, es necesario introducir mecanización en el manejo de la explotación, logrando una entrada en producción precoz, que tenga continuidad con un elevado rendimiento y una recolección en continuo. Todo ello, gracias a una densidad de plantación intensiva, la elección óptima de la variedad en función de la climatología, los condicionantes de la finca y su tolerancia a plagas y enfermedades, acompañado de una óptima realización de tareas, entre ellas, la poda, el control de plagas y la fertirrigación, así como la eficiencia energética y de riego.
La disponibilidad del agua y su elevado precio en muchos territorios de España suponen otro condicionante a la hora de mejorar la rentabilidad de una explotación, un recurso con el que se cuenta en la finca de Sariñena y cuya optimización y eficiencia serán posibles a través de sistemas de gestión inteligente proporcionados por Suez Agriculture.
Además, Suez Agriculture va de la mano de los mejores especialistas, entre ellos, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), que lleva años trabajando en la mejora genética de la almendra. Gracias a ello, la empresa ofrece la posibilidad de producir este fruto seco en zonas más frías, paliando así la escasez de agua de territorios de climatología más suave y asesorando sobre la variedad que mejor se adapte a la climatología de la zona.
El trabajo desarrollado por el CITA ha permitido apostar por el cultivo de almendros en zonas de la Península donde antes se extendían viñedos y cereales, con todas las garantías que ofrece el respaldo de un proyecto integral y personalizado, basado en la toma de las decisiones técnicas más adecuadas en cada momento (asesoramiento agronómico, preparación del terreno, suministro de variedades y plantación, diseño y ejecución de la instalación de riego y abonado, así como equipamiento tecnológico para la gestión y monitorización completa de la explotación) para obtener un modelo permanente de alta producción que genera una importante rentabilidad.
A ello se une el momento dulce que está viviendo el cultivo de almendra en España, cuya superficie ha crecido casi un 25% en el último año, lo que pone de relieve el interés que despierta este fruto seco entre los productores, animados por la creciente demanda mundial y las buenas cotizaciones.