En los últimos años se ha extendido el concepto de agrovoltaica, surgido de la unión de los vocablos agricultura y fotovoltaica, que consiste en integrar en una misma superficie la producción de un cultivo agrícola y la generación de energía eléctrica, a través de la instalación de placas solares fotovoltaicas.
Origen del concepto agrovoltaica
El término surgió a principios de los años 80 en Alemania, cuando el científico y fundador del Instituto Fraunhofer para la Gestión y Tecnología de Sistemas de Energía Solar, Adolf Goetzberger, desarrolló una tecnología innovadora capaz de optimizar el rendimiento de la energía solar fotovoltaica y la fotosíntesis, armonizando y combinando el aprovechamiento de la luz solar para cubrir los requerimientos agronómicos de las plantas a la vez que obtenía una energía limpia para cubrir las necesidades de electricidad de las instalaciones de la explotación, principalmente, las asociadas al riego.
En 2020, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publicó el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, que contemplaba la necesidad de incrementar la potencia instalada de energía solar fotovoltaica en unos 35 GW, lo que suponía ocupar una superficie aproximada de 50.000 hectáreas.
Ventajas de la energía agrovoltaica
El desarrollo de este modelo híbrido de agricultura y generación de energía renovables posee una serie de ventajas, principalmente, las inherentes al ahorro de costes derivados de la electricidad, más aún, teniendo en cuenta el incremento de la factura en los últimos años; y las relativas al impulso de un modelo agrícola más sostenible y respetuoso con el medioambiente, al promover un sistema energético de autoconsumo que redunda en la reducción del empleo de combustibles fósiles.
Otras ventajas añadidas son la posibilidad de implantar proyectos de cultivos de alto valor en zonas sin acceso a la red eléctrica, al tener garantizado el autoabastecimiento. Además, se puede comercializar el excedente eléctrico generado, obteniendo unos ingresos complementarios. Gracias a los avances tecnológicos y las economías de escala, en los últimos años se ha abaratado el precio de instalar paneles solares, lo que ha reducido los periodos de amortización de los equipos.
Estas placas se pueden instalar sobre terreno que no sea fértil, o bien, sobre la cubierta de los almacenes y naves, así como en una plataforma flotante en una balsa de riego; en este último caso, además, se consigue reducir la evaporación del agua disponible.