Como otros cultivos, los cítricos tienen unas necesidades nutricionales específicas que buscan compensar las extracciones de elementos minerales del suelo que las plantas han llevado a cabo durante su desarrollo para suplir los nutrientes ausentes en el mismo. De esa forma, el abonado prevé mejorar la fertilidad natural del suelo para incrementar la producción y la calidad de los frutos.
Para aplicar un correcto programa de fertilización, es necesario conocer las necesidades nutricionales de las plantas, que dependen del suelo y del propio cultivo. Respecto al suelo, la mayoría de los destinados al cultivo de cítricos en España cuentan con unas características similares: calizo, con escasa retención de agua, deficiencia en micronutrientes, estrecha relación entre el contenido en potasio y el vigor del arbolado, al contrario que entre elementos minerales y la concentración foliar. En cuanto a la planta, hay que tener en cuenta la especie, la variedad y el patrón.
A la hora de fertilizar un cultivo de cítricos, es fundamental conocer las necesidades en los diferentes estados de su desarrollo vegetal. Durante la brotación y floración, es vital que la planta cuente con los elementos minerales suficientes para no provocar un descenso en la producción en el caso de árboles adultos, y bajo desarrollo si se trata de plantones.
El nitrógeno es esencial para favorecer el desarrollo de brotes, el crecimiento, la productividad y hasta para mejorar la calidad del fruto. Su deficiencia produce un amarilleo de las hojas, afectando a su tamaño, además de reducir la talla de los frutos.
Para la floración, es necesario el fósforo, que impulsa el el desarrollo radicular y el metabolismo de los azúcares, además de participar en los procesos energéticos de la planta, jugando un papel clave en la respiración y en la formación y desarrollo de las flores. Su carencia provoca una floración más débil y frutos, aunque de buen tamaño, de corteza gruesa y escaso zumo.
El calcio es fundamental para promover el cuajado y desarrollo del fruto, además de prevenir la absorción y los efectos negativos del cloro, el sodio y los metales pesados. Su falta merma el vigor del cultivo, aminorando el rendimiento y el tamaño de los frutos.
El potasio es muy importante para el metabolismo de los hidratos de carbono y la fotosíntesis, haciéndose necesaria una gran cantidad para la síntesis proteica. Su déficit provoca frutos de corteza delgada y más pequeños.
También juega un papel clave el magnesio en la creación de la clorofila, fundamental para el proceso de fotosíntesis. Si hay carencia de este, los frutos reducen su talla y la corteza es más fina, aumentando su acidez por la falta de azúcares.
En la etapa de floración y cuajado también es importante el boro, que ayuda a mantener la estructura de las células, activando su formación y expansión, así como el molibdeno, que favorece el crecimiento del árbol, mejorando el rendimiento y la calidad de los frutos.