La agricultura vertical consiste en llevar a cabo cultivos en altura, con el objetivo de aprovechar mejor el espacio, incrementar los rendimientos y mejorar la distribución de alimentos. De esta forma, este modelo de producción pretende ser una alternativa ante la falta de suelos fértiles, pues se considera que alrededor de un tercio de todo el suelo del mundo se encuentra degradado, ya sea por la erosión o la sobreexplotación.
La agricultura vertical permite proporcionar frutas y verduras durante todo el año en cualquier lugar del mundo, si se aplican la tecnología adecuada, maximizando el espacio disponible, al aprovechar la altura del edificio donde se desarrolla.
Características de la agricultura vertical
Debido a sus características y costes actuales de implementación, no parece viable que pueda sustituir al modelo tradicional de producción de cultivos a corto plazo, sino que más bien se trata de una alternativa complementaria y a tener muy en cuenta ante la necesidad de alimentar a una población mundial creciente mediante una estrategia sostenible, con el menor uso de recursos y el mayor nivel de productividad posibles.
Modelo hidropónico
El modelo más conocido de agricultura vertical se basa en el sistema hidropónico, en el que las plantas se alimentan a través de una solución acuosa compuesta con la cantidad adecuada de elementos esenciales necesarios para optimizar el crecimiento. En este caso, es imprescindible controlar el clima y conocer bien cuáles son los cultivos que mejor se adaptan al entorno de esta infraestructura y los recursos que necesitamos para poder cultivar a diferentes alturas, todo ello, reduciendo todo lo posible la utilización de insumos para conseguir un sistema agrícola eficiente.
También se puede desarrollar mediante acuaponía y con sustratos. En el primer caso, el cultivo de plantas se integra con la producción de peces mediante sistemas hidropónicos, aunque, en vez de fertilizar las plantas con una solución nutritiva con las cantidades de nutrientes que necesitan, las plantas se fertilizan con agua enriquecida con los excrementos de los peces y suplementada con la cantidad de nutrientes necesarios para obtener una concentración adecuada de nitratos. La agricultura vertical con sustratos utiliza sustratos tales como base de turba, lana de roca, coco o perlita y suplementadas con solución nutritiva.
La agricultura vertical también se denomina agricultura indoor, al utilizar espacios cerrados, con estructuras a diferentes alturas y el uso necesario de luz artificial. Los orígenes de la agricultura vertical se sitúan a mediados de los años 70 del siglo pasado, cuando el doctor inglés Allan Cooper diseñó y patentó un sencillo pero eficaz sistema de NFT (nutrient film technique).
Investigación en mejoras de agricultura vertical
En los últimos años, se está investigando para mejorar las diferentes fórmulas de producción vertical, incluyendo el uso de luz artificial con la tecnología LED o con otro tipo de lámparas, de forma que se incrementa la productividad, aunque el principal obstáculo con el que se está encontrando es la elevada inversión que se requiere debido al uso de tecnologías que aún no han alcanzado las economías de escala o no existe aún suficiente competencia en el mercado como para reducir los precios.
También existe la posibilidad de cultivar de forma vertical en invernadero, en vez de utilizar almacenes o edificios de gran altura, de forma que se pueden aprovechar las horas de luz natural, aumentar la densidad de plantación y favorecer la velocidad de crecimiento del cultivo, ya que se mejora la posibilidad de controlar el clima. Sin embargo, esta alternativa no proporciona aún demasiada altura como para optimizar el espacio disponible.
La coyuntura actual, en la que el consumidor cada vez está más preocupado por el medioambiente y tiene en cuenta el modelo de cultivo para comprar alimentos producidos de forma sostenible y ecológica, ofrece una posibilidad real creciente a la agricultura vertical, si bien, hay que tener en cuenta que aún es un sistema caro, cuyos componentes aún deben abaratarse más para que las cuentas salgan con mayor facilidad, mejorando así la viabilidad técnica y económica a corto y medio plazo.
La escasez de recursos y la necesidad de apostar por modelos que optimicen su uso juega a favor de la agricultura vertical, al ser capaz de aumentar entre un 40% y un 100% el volumen de producción por metro cuadrado en comparación con la agricultura convencional, pues emplea menos cantidades de suelo, agua, productos fitosanitarios y mano de obra.