Recomendaciones para ahorrar en una explotación agrícola
Sacar adelante una explotación de almendro, pistacho, olivar, aguacate, nogal o cítricos, en términos de rentabilidad económica, está directa e indirectamente relacionado con todas las decisiones que toma el agricultor cada día, a lo largo del ciclo de toda la campaña. Desde conocer a fondo las diferentes características del terreno, pasando por la elección de la materia prima para plantar, el marco de plantación más adecuado, el manejo de la poda, la implantación del sistema de riego, los cuidados y medidas preventivas en momentos climatológicos extremos, tanto de frío como de calor y viento, así como los trabajos de recolección en el momento oportuno, con una adecuada apuesta por las nuevas tecnologías y la mecanización, acorde con el formato y las posibilidades de la explotación.
Asesoramiento técnico agrícola
Cada aspecto suma o resta, en función de lo acertado o no de las decisiones que se tomen. Por eso es tan importante que el agricultor vaya de la mano, en todos los procesos, de un asesor especializado como Agbar, con experiencia y recursos técnicos y humanos suficientes, que le garanticen el éxito de su proyecto.
Ahorro de agua, energía y fertilizantes en el cultivo
Uno de los aspectos más importantes que debe tener en cuenta el agricultor a la hora de optimizar la gestión de su explotación es el ahorro de los costes de producción. De ahí la importancia de apostar por medidas que permitan ahorrar energía en el manejo del cultivo. Entre ellas, destaca una óptima gestión del riego de la finca, aportada mediante un sistema por goteo, que proporciona un óptimo consumo tanto de fertilizantes como de agua, incrementando la productividad por hectárea.
Para hacernos una idea de la importancia que supone ahorrar agua en el sistema de riego, basta con echar un vistazo a la superficie mundial de agricultura de regadío: nada menos que 325 millones de hectáreas necesitan agua de riego. De todas ellas, el 6% requieren el uso de energía, a través de mecanismos de aspersión o goteo. A escala nacional, el 70% de la superficie agrícola española es de regadío, con un total de 2,4 millones de hectáreas.
Además de ahorrar agua mediante un adecuado sistema de riego, se pueden abaratar los costes en la factura energética mediante la apuesta por las energías renovables. En este sentido, la energía solar fotovoltaica se erige como una opción óptima, pues la tecnología actual permite la instalación de placas solares que abastecen la energía necesaria para el bombeo del sistema de regadío, reduciendo el consumo eléctrico y, por lo tanto, los costes de la explotación.
Precisamente, España es uno de los países de Europa con mayor número de horas de sol al año, que, además, coinciden en su gran mayoría con las épocas en las que se necesita más riego. El uso de esta fuente de energía no solo tiene implicaciones económicas para el bolsillo del agricultor; también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando el ratio de sostenibilidad de la producción agrícola, además de abaratar la factura eléctrica.
El uso de esta tecnología no es ciencia ficción, no es el futuro, es el presente y está al alcance del sector agrícola dentro de su apuesta por la modernización, al utilizar un sistema de control avanzado denominado Riego Solar Inteligente, de forma que adapta los tiempos de riego requeridos en los diferentes sectores de la explotación a la irradiancia disponible en cada momento, mejorando la eficiencia energética.
Uso de las energías renovables
La versatilidad de este tipo de instalaciones renovables permite su puesta en marcha no sólo en cultivos como el almendro, el pistacho, el olivar o el nogal, sino también en frutales subtropicales como el aguacate.
La coyuntura actual ha motivado la convocatoria de numerosas líneas de ayudas que se han publicado en numerosas comunidades autónomas con el objetivo de impulsar la recuperación económica tras la pandemia de la Covid-19 en clave ‘verde’ y con la vista puesta en el objetivo europeo de descarbonización para 2050, en lo que supone una clara apuesta por este tipo de instalaciones para fomentar el autoconsumo de la energía solar fotovoltaica.
Precisamente, se prevé que, a medio plazo, se produzca un crecimiento exponencial del uso de la energía solar fotovoltaica en la agricultura para la optimización del regadío y como fuente energética de la maquinaria y la industria de transformación agroalimentaria, contribuyendo a reducir los efectos del cambio climático y mejorar la sostenibilidad del sector agro.
Subvenciones y ayudas
Además de las ayudas de las diferentes comunidades autónomas, hay numerosas subvenciones estatales para el aprovechamiento de las energías renovables y que los productores de fincas intensivas puedan acogerse a ellas. Los cultivos donde Agbar tiene puesto el foco, por su mayor valor añadido para el agricultor, coinciden con las zonas donde se encuentran vigentes este tipo de ayudas. A estas subvenciones y ayudas públicas hay que sumar los incentivos fiscales que proporciona el Estado, a través del Ministerio de Hacienda, orientados a desgravar y reducir los impuestos, permitiendo un ahorro añadido por la parte tributaria; se trata de impuestos sobre instalaciones, construcciones y obras, además de desgravaciones en el IRPF de hasta el 20%.
Con el socio tecnológico adecuado y una acertada apuesta por la energía renovable, el cuadro de amortización del proyecto mejora notablemente. En ese sentido, el asesoramiento integral de Agbar supone la mejor garantía para el camino hacia el éxito.