Amplio margen de mejora para cultivar almendro de forma rentable - Agbar Agriculture

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Amplio margen de mejora para cultivar almendro de forma rentable

Andalucía, principal productor de aguacate

Los frutos de cáscara ocupan en España una superficie de 788.408 hectáreas, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura (2020), donde destaca el almendro como principal cultivo de este tipo, con el 90% del total, lo que representa algo más de 700.000 hectáreas. Con estas cifras, España se sitúa como tercer productor mundial de almendra en grano tras Estados Unidos y Australia, y es el principal productor del continente europeo.

En el último año, el área dedicada al cultivo de almendro ha crecido en torno a un 25% en España, lo que significa que es un fruto seco que sigue despertando el interés de los productores. Precisamente, las buenas cotizaciones que viene arrojando a lo largo de los últimos años, principalmente, en régimen de cultivo ecológico, es una de las principales ventajas por las que está apostando el productor.
Por comunidades autónomas, Andalucía se consolida como líder, superando las 158.000 hectáreas de almendro, con Granada y Almería a la cabeza, que cuentan con 85.220 y 43.841 hectáreas, respectivamente; le sigue Castilla-La Mancha, que cuenta con 132.240 hectáreas, la Región de Murcia, con 76.452; Aragón, con 72.668; la Comunidad Valenciana, con 60.046; y Cataluña, que roza las 34.000. Además, hay zonas pujantes como Extremadura, que ya supera las 10.000 hectáreas, de las cuales, casi la mitad son plantaciones recientes, es decir, con menos de cinco años, lo que muestra una tendencia al alza por este cultivo. A ello se une el sur de Portugal, una zona que cuenta con unas condiciones orográficas y climatológicas óptimas para cultivar grandes superficies de almendro, que está apostando por la tecnificación y el riego, frente a los territorios del norte portugués. El país luso es el tercer productor de almendra de Europa, después de España e Italia y cuenta con más de 36.000 hectáreas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo diario de frutos secos de forma equilibrada, en el marco de una dieta saludable, gracias a sus propiedades, pues son una excelente fuente de nutrientes esenciales, aportando un elevado contenido en proteínas, antioxidantes, fibra, minerales y vitaminas B y E, además de que contienen las denominadas ‘grasas buenas’, es decir, monoinsaturadas y poliinsaturadas, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol LDL, bajan los triglicéridos, reducen la coagulación de la sangre y mejoran la salud de los vasos sanguíneos.

En el caso concreto de las almendras, son el fruto seco que aporta más calcio, 269 miligramos por cada 100 gramos, lo que previene la osteoporosis y combate las dolencias óseas. Además, contribuyen a mejorar la salud cardiovascular, aminorando los niveles de lípidos en sangre y de homocisteína, un aminoácido que en grandes cantidades daña el revestimiento de las arterias y aumenta el riesgo de bloqueo de los vasos sanguíneos. La vitamina E que aportan las almendras previene y retrasa la demencia cognitiva, según estudios realizados, conjuntamente, por el Hospital General de Massachusetts el Centro Médico Bedford y la Escuela de Medicina de Harvard. Acerca del sobrepeso con el que popularmente se vincula al consumo de almendras, un estudio publicado en la revista ‘American Journal of Clinical Nutrition’ concluye que “las dietas ricas en frutos secos, comparadas con diferentes dietas de control, no aumentan el peso corporal, el Índice de Masa Corporal o la circunferencia de la cintura. Nuestros hallazgos apoyan la inclusión de frutos secos en dietas saludables para la prevención cardiovascular”.

Perspectivas de futuro

A finales del pasado mes de septiembre, el Ministerio de Agricultura analizó la situación del mercado de frutos secos y las perspectivas de futuro, en un encuentro virtual con los representantes del sector. La actual crisis sanitaria, derivada de la Covid-19, ha reducido el comercio internacional y ha provocado una bajada del consumo en el canal Horeca que no se ha compensado con el incremento en el consumo doméstico.

Con la vista puesta en la campaña 2020-2021, los datos recogidos en el Avance de Superficies y Producciones del Ministerio en el mes de junio apuntan a una previsión de cosecha de almendra de 353.705 toneladas en cáscara, un 4% superior a la campaña anterior. La actual contracción de la demanda, unida a las previsiones de incremento de la cosecha, tanto en España como en importantes países productores como Estados Unidos, ha generado tensiones bajistas de las cotizaciones.

Por otra parte, la información recogida de la Solicitud Única de la PAC y del Registro General de Explotaciones Agrícolas, correspondiente a 2019, permite conocer la edad de las plantaciones y sus variedades, lo que resulta de gran valor para calcular el potencial productivo en un sector donde las nuevas plantaciones suponen porcentajes elevados. Así, la almendra representa un 21% del total de la superficie declarada de este tipo de cultivo. Además, hay que destacar la creciente apuesta por el cultivo ecológico, que en el caso de los frutos secos ya representa el 26% del total, con un crecimiento anual del 9%; un sistema que se ha erigido como una gran oportunidad para diferenciarse frente a los países competidores, donde aún hay una escasa implantación de este formato.

Este cultivo posee un amplio margen de mejora en España, pues contabiliza más de 97.000 hectáreas de superficie de almendro abandonado y otras 25.300 declaradas como almendro no comercial, según el último anuario estadístico del Ministerio de Agricultura. De todas ellas, Andalucía posee más de la cuarta parte, con un total de 27.500 hectáreas, mientras que Extremadura registra más de un millar.

A escala mundial, Estados Unidos, principal país productor de almendra, con el 80% del total, concentrado en California, estima que cosechará 1.361.000 toneladas en la campaña 2020-2021. Otros países competidores que conviene analizar son Australia, segundo a escala mundial con el 6% de la producción, así como Túnez, Irán, Chile, Turquía y Marruecos, cada uno de ellos, con un 1% del volumen total, mientras que la UE en su conjunto aporta el 6% mundial.

Optimizar el cultivo

Una de las claves del almendro para mejorar sus cifras de producción pasa por el regadío. En la actualidad, el 81% (570.000 hectáreas) se desarrolla en secano, lo que reduce notablemente la productividad, aunque su cultivo está más directamente relacionado con el desarrollo social y medioambiental de estos territorios, mientras que los que se trabajan con técnicas de riego son plantaciones intensivas o superintensivas que tienen detrás el respaldo de empresas con capacidad tecnológica, por lo que obtienen rendimientos medios de 2.000 kilos de almendra en grano por hectárea, frente a los 200-250 kilos en las zonas de secano.

Para una adecuada elección del sistema de riego hay que apoyarse en los avances de las nuevas tecnologías apostando por sistemas de precisión, basados en la aplicación de la inteligencia artificial para la gestión del agua, perfeccionando el diseño y el manejo de los sistemas de distribución. Para reducir los gastos, conviene utilizar fuentes de energía renovable siempre que sea posible, lo que provocará el consiguiente ahorro energético gracias a la aplicación de energía solar fotovoltaica en el regadío y en los sistemas de distribución. En la actualidad, la tecnología permite instalar una planta solar fotovoltaica en explotaciones agrarias de gran superficie, como es el caso del almendro, que además de reducir el coste energético en las explotaciones permite aminorar la huella de carbono.

Además, para gestionar con éxito una explotación de almendro hay que tener en cuenta otros muchos factores. En primer lugar, la innovación. Este cultivo ha registrado una notable mejora en este sentido en los últimos años. Por un lado, en el ámbito varietal, con la llegada de variedades autofértiles y de floración tardía, permitiendo una mejor adaptación a climas con elevado riesgo de heladas. A ello se une la apuesta por los portainjertos, que ha permitido innovar en patrones, dando un salto cuantitativo y cualitativo en la adaptación del almendro al clima y suelo de las principales zonas de producción de España e impulsando sistemas cada vez más intensivos.

A ello se unen las técnicas de formación y de poda, de forma que se puedan lograr menores marcos de plantación y reducir las intervenciones de poda en invierno, a la vez que se aumenta la posibilidad de mecanizar el cultivo, tanto las labores de poda como de recolección. En general, el almendro tiende hacia un modelo de gestión moderno, similar a los frutales, desde el punto de vista tecnológico, con una entrada en producción más rápida y una mayor eficiencia en el uso de los inputs, incluida la menor dependencia de la mano de obra. Estos aspectos serán esenciales en la futura PAC, que pone el foco en la protección del clima y el respeto del medioambiente, en el marco del denominado ‘Pacto Verde’. Por ello, las ayudas europeas se dirigirán hacia aquellos modelos productivos basados en parámetros de eficiencia y sostenibilidad.

Precisamente, el cultivo de almendro destaca por su papel como sumidero de dióxido de carbono, tal y como reflejan estudios realizados por la Universidad de Murcia (UMU) y el CEBAS-CSIC, que describen cómo se calcula la cantidad de CO2 fijado al año por este cultivo, que depende de numerosos factores, entre los que destacan las características genéticas, las condiciones de crecimiento (edafoclimatológicas) y el manejo del cultivo; en función de esto, la cantidad total de carbono (C) que fija cada especie de frutales por hectárea y año se obtiene como resultado de multiplicar el carbono fijado por cada árbol (tronco, ramas, hojas frutos y raíces) por su correspondiente densidad de plantación y multiplicado por 3,667 (1 tonelada de C= 3,667 toneladas de CO2).

En función de estos cálculos, se estima que, por ejemplo, cada hectárea de almendro cultivada en Aragón fija más de 22 toneladas de CO2 al año. Extrapolando esta cifra al conjunto nacional, se extrae que el cultivo de almendro representa un sumidero de más de 15 millones de toneladas de CO2 al año. Sin embargo, otras fuentes, como el trabajo desarrollado por el Grupo Operativo CARBOCERT, han cuantificado un secuestro de carbono por parte del cultivo de almendro de dos toneladas por hectárea y año, por lo que la cifra total en España sería sensiblemente inferior a la estimada por la UMU, con un total de 1,4 millones de toneladas anuales.

De la mano de un especialista

Es fundamental minimizar los riesgos a la hora de tomar decisiones en este tipo de proyectos, ya que la rentabilidad del proyecto está determinada por un análisis previo de viabilidad técnica y económica, un diseño optimo del proyecto, una ejecución correcta del proyecto y una gestión adecuada de la finca. En este sentido la optimización de los recursos productivos juega un papel fundamental en este cultivo. De ahí la importancia de caminar de la mano de especialistas como Suez Agriculture, la división técnica experta en la optimización del uso del agua para regadío, que ofrece de forma integral y llave en mano un amplio abanico de servicios tecnológicos y agronómicos diseñados para el manejo de cultivos de alto valor añadido, como es el caso del almendro. Para ello, cuenta con el respaldo y los recursos técnicos y humanos de esta multinacional, una de las compañías líderes en el mundo en la gestión de recursos hídricos y servicios medioambientales, lo que se traduce en asesoramiento personalizado al agricultor para que obtenga la máxima competitividad y rentabilidad de su explotación, garantizando la calidad de la producción y los más altos estándares de sostenibilidad en el modelo de cultivo, un aspecto cada vez más demandado por las grandes cadenas de distribución internacional, que exigen a sus proveedores productos certificados en calidad, sanidad vegetal y de mínimo impacto medioambiental, empujados por la creciente demanda por parte de los consumidores, cada vez más responsables con su entorno, lo que les lleva a estar dispuestos a pagar más por este tipo de productos alimentarios.

En este contexto, una de sus máximas se centra en producir más con menos, lo que motiva a Suez Agriculture para que sus proyectos se adecúen al contexto actual de aumento demográfico y el consiguiente incremento en la demanda de alimentos y recursos, cambio climático, protección del medioambiente y escasez de agua y suelo.

Para abordar con éxito estos retos, poniendo a disposición del cliente el mayor rendimiento posible de sus explotaciones, en armonía con la sostenibilidad, Suez Agriculture desarrolla sistemas de cultivo de alta eficiencia adaptados a las características particulares de la finca, que integran todos los eslabones del proyecto y las fases del ciclo de producción, partiendo de un análisis previo que permite elegir la mejor opción técnica y económica para cada finca. El análisis incluye las características de la parcela (estudio de clima, agua, suelo y orografía), el marco de plantación, la orientación y la variedad a utilizar, el sistema de riego, diseñado con óptimos criterios agronómicos, hidráulicos y energéticos para garantizar la máxima rentabilidad de las instalaciones durante su vida útil.

Para ello, Suez Agriculture se apoya en las nuevas tecnologías y las energías renovables para alimentación energética del bombeo donde es viable técnica y económicamente. TICs que también utiliza en la fase de gestión de la finca, incorporando imágenes por satélite y modelos predictivos, tanto de cosechas como de plagas y enfermedades. Tras la recolección, Suez Agriculture se implica también en el análisis de ciclo de vida, mediante el estudio de la huella hídrica y la huella de carbono, mediante la certificación de estas como garantía sostenible ante los mercados. Y para aunar todas las partes del proyecto, está desarrollando una plataforma inteligente que integra la tecnología blockchain, para monitorizar, optimizar y digitalizar todas las fases de cada proyecto, desde la primera visita a finca que realiza un técnico de Suez Agriculture hasta el consumidor final.

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