La agricultura regenerativa es un enfoque holístico que busca rehabilitar y revitalizar los suelos, aumentar la biodiversidad y crear sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles.
Su importancia radica en que, según la FAO y su estudio sobre el Estado Mundial del Recurso Suelo, la erosión del suelo está provocando una reducción anual promedio del 0,3% en los rendimientos de los cultivos a nivel mundial. De mantenerse esta tasa, podría representar una pérdida total del 10% del rendimiento potencial anual para el año 2050, equivalente a eliminar 150 millones de hectáreas de producción agrícola o 4,5 millones de hectáreas cada año.
Esta degradación de los suelos amenaza gravemente la seguridad alimentaria global y la capacidad de producir alimentos para una población creciente. Es por ello que la agricultura regenerativa, a diferencia del modelo convencional que suele agotar el suelo, se basa en principios como:
- Minimizar la perturbación del suelo mediante mínimo o no laboreo.
- Mantener una cobertura vegetal permanente sobre el suelo.
- Diversificar con rotaciones de cultivos y policultivos.
- Integrar la ganadería como parte del sistema.
- Implementar prácticas como la agroforestería.
¿Qué prácticas se utilizan en agricultura regenerativa?
Estas prácticas ayudan a regenerar la vida del suelo, aumentar su fertilidad de forma natural y mejorar su capacidad para retener agua y nutrientes. Además, fomentan una mayor biodiversidad tanto sobre como bajo la superficie.
Una de las claves de la agricultura regenerativa es la rotación de cultivos. Esto implica alternar diferentes especies vegetales año tras año en lugar de sembrar el mismo cultivo de manera repetitiva.
Las cubiertas vegetales y abonos verdes también son esenciales, ya que mantienen el suelo cubierto con vegetación viva que lo protege de la erosión y aporta materia orgánica.
Otra práctica clave es el mínimo laboreo y siembra directa, que evita remover y voltear el suelo, preservando su estructura y la vida microbiana.
La integración de ganadería de forma planificada y rotacional también es beneficiosa, ya que el pastoreo, estiércol y pisoteo de los animales contribuyen a la fertilidad.
Finalmente, los sistemas agroforestales que combinan árboles con cultivos y/o ganadería son ideales para la agricultura regenerativa, ya que imitan los ecosistemas naturales y crean sinergias benéficas.
En resumen, la agricultura regenerativa propone un cambio de paradigma hacia un modelo que regenera los recursos naturales en lugar de explotarlos, para lograr una producción sostenible a largo plazo. En el próximo post, exploraremos más a fondo sus beneficios, casos de éxito y desafíos.