La superficie dedicada a cultivar nogales en España ha comenzado a crecer paulatinamente en los últimos años, conformándose como un cultivo de alto valor, gracias a las mejoras que se están implementando para optimizar su desarrollo. Entre ellas, destaca la apuesta por la instalación de sistemas de riego, con el objetivo de incrementar la productividad y obtener una mayor rentabilidad.
Desde 2019, la extensión de cultivo de nogal en regadío en España ha superado a la de secano. En la actualidad, en el país se cultivan 15.381 hectáreas de este fruto seco, según los últimos datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos (Esyrce) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, de las que 7.873 hectáreas se gestionan en regadío, mientras las 7.508 restantes se desarrollan en régimen de secano.
Precisamente, el riego es muy importante para un buen desarrollo del cultivo de nogales y, tras décadas de gestión de estas explotaciones en secano, los agricultores están optando por aplicar riego para ayudar al crecimiento y aumentar el rendimiento.
De hecho, el nogal es un frutal reconocido por los expertos como sensible a la sequía. El déficit hídrico reduce la cosecha tanto en la cantidad como en la calidad del fruto, considerándose como periodos críticos al estrés hídrico tres tipos de fases de desarrollo, según la fenología: durante la floración, cuajado y crecimiento del fruto, en las que requiere el 30% de las necesidades totales de agua; durante el final del crecimiento del fruto, inicio del llegado del grano e inducción floral, que requiere el 25% del total del agua; y en la fase de formación del grano y endurecimiento de la cáscara, que requiere un 20% de las necesidades totales.
En términos generales, según los expertos, las necesidades hídricas mínimas para cosechar 1.000 kilos por hectárea son de 1.500 metros cúbicos de agua por hectárea al año; mientras que para alcanzar los 4.000 kilos por hectárea, de buen calibre, son necesarios entre 6.000 y 7.000 metros cúbicos por hectárea al año.
Teniendo en cuenta estas características, a continuación, repasamos las variedades de nogal cultivadas en España y sus principales particularidades, clasificadas en función de su procedencia:
Variedades americanas (California)
Chandler
Es una de las más cultivadas en España, muy recomendada por su capacidad de adaptación a climas mediterráneos y cálidos, aunque se aconseja tener cuidado si bajan demasiado las temperaturas. Es un referente en producción y calidad del fruto, con baja sensibilidad a bacteriosis, desborre (hinchado de yemas) medio (finales de abril) y maduración media-tardía (principios de octubre). De vigor medio, es sensible a la falta de agua.
Howard
Variedad en auge en España, de vigor medio y productividad similar a Chandler. Indicada para climas intermedios y cálidos, necesita menos horas de frío que Chandler y permite estrechar los marcos de plantación por su ramificación más corta que Chandler. Con porte semiabierto, es de brotación media (mitad de abril) y maduración media (final de septiembre).
Serr
Maduración muy precoz (mediados de septiembre), lo que le permite anticiparse en los mercados. Su árbol es muy vigoroso y de porte abierto, muy apropiada para la zona sublitoral. Con un desborre muy precoz (principios de abril) y muy sensible al aborto de las flores pistiladas.
Hartley
De porte medianamente abierto, su fruto es de gran tamaño, con una buena calidad de sabor y buen color, lo que facilita su comercialización. De árbol vigoroso, obtiene un buen rendimiento productivo.
Variedades francesas
Franquette
Variedad tradicional francesa de porte erguido, que se adapta muy bien a zonas frías, de ahí su importancia para cultivarla en determinados territorios de la Península. El árbol es de vigor medio, con maduración a partir del mes de octubre. Su fruto es grueso y sabroso.
Fernette
Variedad autofértil, de floración precoz y maduración tardía. Se adapta muy bien al clima de España, aunque madura un poco más tarde que otras variedades. Su fruto es de gran tamaño y de buena calidad, con la cáscara fina, lo que facilita la extracción de la nuez. De ramificación tardía, lo que le permite evitar o minimizar daños si se producen heladas primaverales. Sirve de polinizador para otras variedades.
Fernor
Árbol de vigor medio y porte semierecto. Se caracteriza por su fruto de excelente calidad comercial, con un grano sabroso y de color muy claro. Muy precoz, con una rápida entrada en producción y elevado rendimiento. Su desborre se produce a finales de abril y se considera muy apropiado para zonas con peligro de heladas tardías en primavera.
Lara
Árbol de porte semiabierto, con un vigor medio-bajo. Variedad pensada para plantaciones de marco estrecho, con desborre de tipo medio. Se caracteriza por entrar en producción de forma precoz e incrementar el rendimiento a partir del octavo año.
Variedades españolas
Destacan como variedades autóctonas españolas, Alcalde, Cerdá, Escrivá, Ontinyent, Ibi, Carcaixent, Utiel, Villena o Baldo II. Se trata de variedades locales, en general, poco productivas, aunque sus frutos tienen muy buen sabor. Se encuentran en explotaciones más antiguas y no se instalan en la actualidad, pues se opta por variedades más productivas y adaptadas al clima del territorio elegido.