Uno de los factores clave a la hora de proyectar una plantación de aguacate, es que esta tenga asegurada una dotación de agua suficiente para garantizar su rentabilidad a medio y largo plazo.
El aguacate, un cultivo exigente no sólo en la cantidad, sino también en la calidad del agua de riego
Claves más importantes del riego en aguacate:
- Disponibilidad suficiente (cantidad)
- Continuidad de suministro
- Calidad
¿Cuánta agua necesita el cultivo del aguacate?
Las necesidades hídricas anuales de una hectárea de aguacate en las condiciones de cultivo mediterráneas suelen rondar los 6.000 m3. Sin embargo, para calcular con precisión las necesidades hídricas de una plantación se debe llevar a cabo un estudio agroclimático. Un estudio agroclimático contempla:
- datos climáticos históricos:
- temperatura,
- precipitación,
- humedad del aire
- vientos
- características del suelo:
- conductividad hidráulica
- capacidad de retención de agua
El aguacate, un árbol sensible a la escasez y exceso de agua
El aguacate es muy sensible a las faltas puntuales de agua, debido a la baja eficiencia de absorción de sus raíces. En condiciones de baja humedad relativa puede sufrir graves daños por desecación si el riego no es el adecuado.
Por otro lado, el aguacate, también es muy sensible al exceso de agua que puede causar anoxia radicular (falta de oxígeno en la raíz). Originariamente, esta especie prefiere suelos volcánicos, con alta porosidad, motivo por el cual no presenta adaptaciones para tolerar el encharcamiento, siendo).
Requisitos de calidad en el agua de riego
El agua óptima para riego del aguacate debe ser de máximo 800 μS/cm de conductividad, aunque se consideran aceptables conductividades de 1.200-1.300 μS/cm.
La genética del aguacate y la tolerancia a la salinidad
La sensibilidad a la salinidad, así como a otros factores ambientales, presenta cierta variabilidad en función de la genética de los árboles. En su hábitat natural, entre México y Centroamérica, las poblaciones silvestres de aguacate se clasifican en tres “razas” (subespecies):
- Raza mexicana (Persea americana drymifolia): es la raza que vegeta más al norte. Es la más tolerante al frío, pero a la vez la menos tolerante a la salinidad.
- Raza antillana (Persea americana americana): es la más sensible al frío, pero también la más resistente a la salinidad.
- Raza guatemalteca (Persea americana guatemalensis): presenta una resistencia intermedia al frío y a la salinidad respecto a las dos anteriores.
Las variedades de aguacate normalmente suelen ser una mezcla de al menos dos de estas razas. En concreto, las cuatro más comunes en nuestro país: ‘Hass’, ‘Lamb Hass’, ‘Bacon’ y ‘Fuerte’, son híbridos de las razas mexicana y guatemalteca, adaptados a condiciones menos tropicales que las variedades con genética antillana.
En cuanto a los patrones o portainjertos, la mayoría de los que se han empleado tradicionalmente tienen una genética predominantemente mexicana.
La tendencia actual en las zonas de cultivo que presentan problemas de alta conductividad en el agua de riego, es la utilización de patrones de genética predominantemente antillana, tales como Nachar, Ashdot (admite marcos más estrechos), Fairchild (más vigoroso y que confiere una entrada en producción más temprana), Degania 117 (más tolerante a suelos pesados) o Tzrifin 99 (más apropiado para suelos arenosos)
¿Cómo afecta la salinidad al cultivo del aguacate?
Los efectos de la salinidad sobre el cultivo del aguacate son diversos:
- Efecto osmótico:
Los contenidos elevados de sales en el complejo de cambio del suelo hacen que el árbol necesite más energía para absorber la misma cantidad de agua, por lo que el proceso de hidratación resulta más costoso energéticamente. Esto hace que disminuya la eficiencia del árbol en el desarrollo y en la fructificación. Cuando el potencial osmótico del agua en el suelo es superior al potencial de succión de las raíces, se produce el marchitamiento de la planta.
- Efecto fitotóxico:
Entre los iones más comunes en aguas salinas se encuentran el cloruro (Cl) y el sodio (Na). Ambos tienen un efecto fitotóxico a ciertos niveles sobre la planta de aguacate. La toxicidad por cloruros se manifiesta en el aguacate por las puntas de las hojas secas que van avanzando a medida que los niveles de cloruros aumentan.
- Dispersión de arcillas en el suelo por sodio (Na):
En condiciones normales, las arcillas se encuentran en forma de agregados, entre los cuales existen huecos (poros) por los que pueden pasar el agua y el oxígeno hasta la raíz. Al dispersarse las arcillas, los poros se colmatan haciendo que el suelo se compacte. Esto puede dar lugar a encharcamiento y anoxia radicular. Los árboles afectados por anoxia radicular son muy susceptibles al hongo Phytophthora cinnamomi.
- Limitaciones en el aporte de abono:
La alta conductividad en el agua de riego actúa como factor limitante en el volumen de abono que se puede incorporar. Las adiciones de abono al agua o suelo, hacen que aumente más la conductividad y esto puede estresar osmóticamente al árbol. Si no se cubren las necesidades nutricionales del cultivo puede haber mermas en la producción por déficit de macro o micronutrientes.
¿Cómo actuar ante la salinidad?
Lo primero es conocer, mediante analíticas, las características fisicoquímicas del suelo y del agua de riego. Estas propiedades pueden variar de manera estacional y entre distintas campañas debido a la precipitación, el volúmen de agua de riego, los abonos utilizados o el estado de las masas de agua disponibles.
En una nueva plantación, habría que escoger el patrón de aguacate que mejor se adaptase a las condiciones ambientales de la finca. En zonas de cultivo donde el frío no supone un peligro pero existe riesgo de salinidad, los patrones con genética antillana son la alternativa más conveniente. Dentro de este tipo existen distintos niveles de tolerancia a otros factores (p.ej. caliza activa, contenido de arcilla del suelo, etc.); por tanto, es importante dejarse aconsejar por técnicos especialistas antes de tomar esta decisión tan crucial.
El manejo del cultivo en condiciones de salinidad es fundamental, algunas de las prácticas más eficientes incluyen:
- aportaciones de materia orgánica: mejoran la estructura del suelo, reduciendo los efectos del sodio y además tiene otros beneficios.
- aportaciones de cationes (carga positiva) ayudan a desplazar al sodio del complejo de cambio.
- Dosis de lavado en el riego para desplazar las sales del entorno de la raíz, con la precaución de no fomentar anoxia radicular
¿Se puede mejorar la calidad del agua de riego?
- Para mejorar la calidad del agua de riego, se pueden hacer mezclas con aguas de distintas procedencias y calidades, o
- En casos en los que sea económicamente viable, se pueden llevar a cabo tratamientos con sistemas de ultrafiltración o incluso ósmosis inversa.