Entre las diversas estrategias de control de plagas que contempla la Gestión Integrada de Plagas (GIP), el control biológico representa una solución innovadora y ecológica para el manejo de plagas. El control biológico replica los mecanismos de control de poblaciones que ocurren de manera natural en los ecosistemas.
¿Qué es el control biológico?
El control biológico aplicado a la agricultura se basa en el uso de enemigos naturales de las plagas para mantener las poblaciones de plagas bajo control sin la necesidad de productos químicos. Los enemigos naturales más frecuentes suelen ser: depredadores, parasitoides y patógenos.
Tipos de control biológico:
- Control biológico clásico: Implica la introducción de agentes de biocontrol exóticos para controlar plagas concretas.
Un ejemplo de control biológico clásico es la introducción de Anagyrus pseudococci para el control biológico de la cochinilla algodonosa en cítricos (Pseudococcus spp.).
- Estrategia de aumento: Consiste en liberar enemigos naturales, ya sean introducidos o nativos, y ajustar el entorno para favorecer su aumento. Se busca establecer rápidamente una población efectiva de dichos individuos.
Un ejemplo sería la liberación de Aphytis melinus en cultivos de cítricos para el control del piojo rojo de California (Aonidiella aurantii).
- Estrategia de conservación: Se enfoca en proteger y mantener las poblaciones de enemigos naturales ya presentes mediante prácticas agrícolas específicas, como por ejemplo reducir el uso de plaguicidas no selectivos o crear estructuras de biodiversidad para favorecer la presencia de enemigos naturales y otros seres vivos beneficiosos en los cultivos.
Beneficios del control biológico
- Reducción del uso de fitosanitarios: Disminuye la necesidad de productos químicos, reduciendo los riesgos para la salud humana y el medio ambiente, así como los gastos asociados a la compra y aplicación.
- Protección de la biodiversidad: Los agentes biológicos que se emplean en el control biológico de plagas suelen ser bastante selectivos y poseen poca o ninguna incidencia en otros insectos.
- Competitividad y cumplimiento normativo: El desarrollo de técnicas más respetuosas con el medio ambiente puede ayudar a los productores a cumplir con las normativas ambientales. Además, debido a la creciente demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores, el uso de control biológico puede facilitar el acceso a mercados que valoran la implementación de este tipo de prácticas en el proceso productivo.
El control biológico es una de las estrategias clave dentro de la Gestión Integrada de Plagas (GIP). Aprovechando los enemigos naturales de las plagas, esta técnica reduce la dependencia de productos químicos y la preservación de la biodiversidad.
Para maximizar los beneficios del control biológico y minimizar sus riesgos, es crucial llevar a cabo estudios exhaustivos sobre la especificidad y el impacto potencial de los organismos introducidos y dejarse aconsejar por técnicos expertos. Un enfoque integrado que combine el control biológico con otras estrategias de manejo de plagas es fundamental para lograr un control efectivo y sostenible.