¿Qué es un director de proyectos?
El director de proyectos de una empresa agrícola es el responsable del desarrollo de todas y cada una de las fases para lograr el cumplimiento de los objetivos planificados. En líneas generales, se encarga de elaborar un plan de gestión de proyectos que ha de involucrar e integrar a todas las partes del proceso, controlando los tiempos para que el proyecto llegue a buen puerto en tiempo y forma y dentro de la planificación financiera prevista.
Competencias del director de proyectos en agricultura
Respecto a sus competencias, el director de proyectos debe contar con experiencia y conocimientos en materia de dirección y gestión, así como en liderazgo, de forma que pueda coordinar con su equipo las tareas en sus distintas fases, siendo capaz de delegar ciertas responsabilidades y de motivarlos en todo momento.
El director de proyectos realiza un análisis continuo para detectar riesgos o amenazas que pongan en peligro el cumplimiento de los objetivos; es la correa de transmisión con el cliente, conecta sus necesidades con los recursos de la empresa, promoviendo una comunicación fluida; resuelve situaciones imprevistas que puedan surgir; se asegura del mantenimiento de los niveles de calidad en la respuesta y el servicio; y todo ello, dentro del presupuesto planificado, supervisando y dando el visto buen al final de cada fase, así como al final del proyecto.
Todas estas funciones, extrapoladas a un proyecto agrícola de alto valor añadido, se traducen en el siguiente decálogo de tareas para garantizar el éxito y la rentabilidad del agricultor:
- Conocer bien el terreno, las condiciones climatólogicas, ambientales y la disponibilidad de agua. Es fundamental realizar un análisis detallado como primer paso para que el proyecto tenga unos buenos cimientos.
- Elección del cultivo, de acuerdo a las anteriores características analizadas, con el objetivo de lograr la mayor rentabilidad posible.
- Planificación financiera: análisis y asesoramiento sobre la financiación necesaria, así como ayuda en las gestiones para su obtención.
- Diseño e instalación del cultivo: elección de la variedad, patrón, marco de plantación, etc. para optimizar la producción.
- Diseño e instalación del riego, de forma que sea el más adecuado al cultivo y a las condiciones del terreno y clima.
- Gestión del cultivo: efectuar todas labores agronómicas, entre ellas, el fertirriego y el control de plagas y enfermedades.
- Labores de mantenimiento del cultivo, con el objetivo de lograr el mejor rendimiento posible a lo largo de toda la vida útil del proyecto.
- Recolección: utilizar los métodos más adecuados y mecánicos, siempre que sea posible, para optimizar la recogida del fruto, de forma rápida y asequible en términos de costes.
- Mantenimiento de las infraestructuras: realizar las tareas necesarias para garantizar el buen funcionamiento y rendimiento del cultivo durante toda su vida útil.
- Análisis de los resultados: al final de cada campaña, se realiza un balance para potenciar todo aquello que ha salido bien en términos agronómicos y económicos, así como para corregir los aspectos que han dado un resultado menor de lo previsto.