El Ministerio de Agricultura, a través de su Observatorio de Tecnologías Probadas, pone a disposición pública información técnica y actualizada sobre materiales, condiciones de uso y recomendaciones de mantenimiento encaminadas al aprovechamiento óptimo del agua y a impulsar el ahorro de los costes energéticos, a través de aquellos conocimientos que sirvan de herramientas para el diseño y la gestión de las redes de riego. Hacer un buen uso del agua para riego es fundamental por la importancia capital que tienen los recursos hídricos para la vida, en general, así como para las diferentes actividades económicas, entre ellas, la agricultura.
España posee cerca de 4 millones de hectáreas de superficie agrícola de regadío, cifra que ha ido en aumento a lo largo de los últimos años, según la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura, cuyo dato corresponde a 2019. La mayoría del regadío que se emplea en España es localizado, con un 53% del total, es decir, que más de la mitad utiliza sistemas que optimizan los recursos hídricos. Sin embargo, un 47% de superficie que utiliza sistemas de riego diferentes al localizado, lo que supone un margen de mejora en su eficiencia: riego por gravedad (23,5%), aspersión (15%) y automotriz (8,4%). Estas cifras ponen de relieve la necesidad de continuar apostando por mejorar los sistemas de regadío actuales para ser más sostenibles en el futuro. De ahí la importancia del diseño y la gestión del sistema de riego, factores que influirán en el grado de eficiencia.
Andalucía cuenta con algo más de un millón de hectáreas de extensión de tierras de cultivo al aire libre en régimen de regadío, a las que se suman otras 54.000 bajo invernadero. En suma, se supera la cifra de 1,1 millones de hectáreas, lo que supone casi un tercio (30%) del total nacional.
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Tipos de instalaciones de riego en Andalucía
Riego localizado
En el riego localizado se aplica el agua en la proximidad de las plantas, a través de un número variable de puntos de emisión. Sus principales ventajas son el mejor aprovechamiento de los recursos hídricos, llegando a ahorrar entre un 40 y un 60% en comparación con otros sistemas; la facilidad para llevar a cabo la fertirrigación y la disminución del riesgo de enfermedades; la reducción de la mano de obra, ya que disminuye las malas hierbas al no humedecer la totalidad del suelo; reduce el uso de abonos y fitosanitarios; mejora la productividad y de la calidad de los cultivos; lleva a cabo riegos de alta frecuencia; facilita la automatización; y se puede utilizar en terrenos con mucha pendiente. Por su parte, entre los inconvenientes destaca el coste de instalación y mantenimiento; la dificultad de dar lavados en profundidad; la posibilidad de salinización del suelo; la necesidad de una mayor preparación técnica del agricultor, así como de fertilizantes totalmente solubles en agua y un alto grado de filtración. En conjunto, el gran ahorro de agua que produce, permitiendo regar zonas áridas o semiáridas con escasez de agua o con agua de baja calidad, junto con la posibilidad de fertirrigar, aumentando la calidad y cantidad de las cosechas, está empujando a que el riego localizado por goteo se extienda en el campo cada vez más.
Riego por gravedad
El riego por gravedad es muy sencillo de instalar; además, tiene un mantenimiento muy sencillo y un coste energético prácticamente nulo, al aprovechar la fuerza gravitatoria. Sin embargo, entre los inconvenientes destacan la menor eficiencia de aplicación que los riegos por aspersión y goteo, lo que significa un mayor consumo de agua; los sistemas por superficie tienden a estar afectados por inundación y salinidad si no se ha previsto un adecuado drenaje; pueden provocar pérdidas de nutrientes por lixiviación y pérdidas de suelo por erosión; se requiere nivelar la parcela puesto que la superficie del terreno es el sistema de conducción y distribución; es difícil aplicar dosis bajas; requiere más mano de obra; y es difícil de compatibilizar con la automatización y el telecontrol. Este sistema de riego tiene algunos retos pendientes para mejorar y optimizar su funcionamiento, sobre todo, mejorar la eficiencia de la red de distribución y evitar pérdidas por percolación profunda y por escorrentía superficial.
Riego de aspersión
El riego por aspersión se adapta a las distintas dosis de riego necesarias, no necesita nivelación, facilita, generalmente, la mecanización, es fácil de automatizar y suele permitir el tratamiento con fertilizantes, fitosanitarios y luchar contra las heladas. A pesar de ello, puede lavar algunos tratamientos si no se cuida su programación, presenta mala uniformidad en el reparto por la acción de fuertes vientos y un elevado coste de inversión inicial y mantenimiento, así como energético si no está bien diseñado. Dentro de este modelo, se encuentran los sistemas estacionarios y los de desplazamiento continuo, estos últimos con un mayor coste.
¿Cuáles son las más utilizadas en el sur de España?
Por tipologías, la mayor parte de la superficie de regadío en Andalucía la ocupa el riego localizado, que supone la aplicación de agua sólo en una parte del suelo, utilizando pequeños caudales a baja presión, cuyo uso cada vez es más frecuente para poder aumentar la eficiencia en las aplicaciones de agua a un cultivo. Son más de 800.000 las hectáreas bajo este sistema en la región andaluza.
Le sigue el riego por gravedad, con algo más de 160.000 hectáreas. Este método consiste en distribuir los recursos hídricos aprovechando la fuerza de la gravedad: al avanzar el agua sobre la superficie del suelo se produce simultáneamente la distribución por la parcela y la infiltración en el suelo. Para llegar hasta la finca, el agua suele circular por tuberías o mediante una red de canales y acequias
El riego por aspersión se sitúa en tercer lugar, con casi 63.000 hectáreas. Su operativa se basa en el uso de aspersores, con el objetivo de distribuir el agua en la finca de la forma más uniforme posible. Por último, el riego automotriz roza las 17.000 hectáreas en Andalucía; la filosofía es similar a la aspersión, con la diferencia de que los aspersores están fijos en un lugar de la parcela y deben cambiarse cada vez que se pretende regar una zona diferente, mientras que en el método automotriz, el mecanismo de riego se mueve mediante un sistema de ruedas, facilitando la labor.
Documentación y bibliografía:
General
https://www.mapa.gob.es/es/estadistica/temas/estadisticas-agrarias/agricultura/esyrce/
juntadeandalucia.es/organismos/agriculturaganaderiapescaydesarrollosostenible/areas/agricultura/sostenibilidad/paginas/agricultura-gestion-agua-sistemas-riego.html
Sistemas de riego por goteo
https://www.novagric.com/es/riego/sistemas-de-riego/riego-por-goteo
https://ingemecanica.com/tutorialsemanal/tutorialn207.html
Riego automatizado-automático
https://gruposinelec.com/quieres-instalar-un-sistema-de-riego-automatizado/
https://www.novagric.com/es/riego/sistemas-de-riego/riego-automatico
Riego por aspersión
https://www.novagric.com/es/riego/sistemas-de-riego/riego-por-aspersion
https://okdiario.com/howto/como-instalar-riego-aspersion-3383879
