El 26 de Noviembre celebramos el Día Mundial del Olivo, un día para poner en valor este cultivo milenario, que vive entre nosotros desde hace varias civilizaciones y ha ocupado un papel fundamental a lo largo de la Historia, no solo en al ámbito de la agricultura, sino también en el plano económico, social y cultural, por su contribución a generar empleo y riqueza, así como a fijar población al territorio donde se cultiva. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación recoge en su página web un amplio homenaje con motivo del Día Mundial del Olivo, desde numerosos puntos de vista.
Uno de sus principales frutos, el aceite de oliva, es fuente de numerosos beneficios para la salud. Presenta un efecto protector frente a numerosas enfermedades, según estudios de la Universidad de Córdoba, que revelan que protege contra la inflamación, el estrés oxidativo y el riesgo cardiovascular provocados por el envejecimiento. Además, eleva los niveles del denominado colesterol bueno, disminuye los del colesterol malo, beneficia el control de la hipertensión arterial, reduce el riesgo de aparición de trombosis y previene la aparición de diabetes.
El olivar en el mundo y en España
El olivo se cultiva en casi 200 países en el mundo, pero una decena aglutina la totalidad de la producción de aceite de oliva, concentrándose, principalmente, en el arco mediterráneo. El volumen total mundial ronda los 3 millones de toneladas anuales, según el Consejo Oleícola Internacional, con España como líder indiscutible, con una media de alrededor de un millón y medio de toneladas producidas en los últimos cinco años.
En el último año, la superficie dedicada a olivar en España continúa la senda ascendente y ha aumentado un 1,52%, hasta alcanzar los 2.770.424 hectáreas, con Andalucía a la cabeza de las comunidades autónomas que lo cultivan, rozando los 1,7 millones de hectáreas. Le sigue Castilla-La Mancha, con 449.388 hectáreas; y cierra el ‘top 3’ Extremadura, con 288.692 hectáreas. Llama la atención el aumento de superficie de cultivo de olivar en otros territorios de España, hasta hace muy poco tiempo, considerados poco aptos, tales como Navarra, La Rioja, Aragón, Baleares, Castilla y León, Madrid y la Región de Murcia. Todo ello se encuentra recogido en la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con datos correspondientes al ejercicio 2021.
Esta progresión se debe a su buen comportamiento como cultivo de alto valor, arrojando buenas cotizaciones en el mercado, fundamentalmente, cuando se gestiona en condiciones óptimas para ello, es decir, modernizando y mecanizando las labores agronómicas, así como apostando por el regadío, lo que incrementa la productividad y la calidad, a la vez que reduce el riesgo de plagas y enfermedades.
En el mundo se consumen más de tres millones de toneladas al año, una cifra similar al volumen de producción; sin embargo, llama la atención que el consumo mundial de otros tipos de aceite, considerados de peor calidad, como el de soja o el de palma, supera los 60 millones de toneladas anuales. Un dato que pone de relieve el margen de mejora que aún tiene por delante el aceite de oliva.
Debido a la gran cantidad de países productores de aceite de oliva y la escasez de aquellos que lo consumen, que no llegan a 70, es fundamental para el sector conseguir una buena diferenciación en el mercado. Además, el modelo de producción del futuro pasa por implementar un sistema enfocado a la sostenibilidad, que apueste por la economía circular, utilizando los subproductos y los restos vegetales, que impulse el establecimiento del riego en las zonas donde sea posible, con la máxima eficiencia en el uso de los recursos hídricos. Además, debe apoyarse en el uso de la energía solar fotovoltaica y optar por cultivos más intensivos con los que mejorar sus cifras finales.
