Como cada 16 de febrero, se conmemora el Día Mundial de la Almendra, una fecha señalada en el calendario para concienciar acerca de la importancia que tiene este cultivo en todos los sentidos. Por un lado, está considerado un cultivo de alto valor, es decir, estratégico y con potencial para generar una importante rentabilidad, debido a su comportamiento favorable en los mercados, con una demanda creciente.
El almendro es un cultivo que promueve la biodiversidad y la sostenibilidad de aquellos territorios donde se encuentra, contribuyendo a fijar población al territorio y a generar riqueza y empleo, ayudando a paliar en gran medida los problemas de despoblación en las zonas rurales donde se desarrolla. Además, destaca por su papel como sumidero de dióxido de carbono, tal y como reflejan estudios realizados por la Universidad de Murcia y el CEBAS-CSIC.
La almendra es un fruto seco que posee infinidad de propiedades y beneficios para la salud. La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo diario de frutos secos de forma equilibrada, pues son una fuente de nutrientes esenciales, que aportan un elevado contenido en proteínas, antioxidantes, fibra, minerales y vitaminas B y E, además de que contienen las denominadas ‘grasas buenas’, es decir, monoinsaturadas y poliinsaturadas, que ayudan a disminuir los niveles de colesterol LDL, bajan los triglicéridos, reducen la coagulación de la sangre y mejoran la salud de los vasos sanguíneos.
Las almendras son el fruto seco que aporta más calcio, 269 miligramos por cada 100 gramos, lo que previene la osteoporosis y combate las dolencias óseas. Contribuyen a mejorar la salud cardiovascular, reduciendo los niveles de lípidos en sangre y de homocisteína, un aminoácido que en grandes cantidades daña el revestimiento de las arterias y aumenta el riesgo de bloqueo de los vasos sanguíneos. Y su aporte de vitamina E previene y retrasa la demencia cognitiva.
La almendra en el mundo
El principal productor de almendra en el mundo es Estados Unidos, que aglutina el 80% del total, cuyo cultivo se concentra en California. Otros países competidores frente a España son Australia, Túnez, Irán, Chile, Turquía y Marruecos.
España cuenta con un importante potencial de crecimiento en el cultivo de almendro. En el último año, ha registrado un incremento del 6% en la superficie cultivada, superando las 744.000 hectáreas, en comparación con las 700.000 de la campaña anterior, según los datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) que ha elaborado en 2021 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Por comunidades autónomas, Andalucía continúa liderando la clasificación, con más de 201.000 hectáreas de almendro; seguida de Castilla-La Mancha, que supera las 154.000 hectáreas; la Región de Murcia, que posee 109.000; Aragón, que cultiva más de 95.000; la Comunidad Valenciana, con 92.000; y Cataluña, que roza las 41.000.
Evolución del mercado
El aumento de la producción previsto en Estados Unidos para la actual campaña hace prever que los precios de la almendra podrían estancarse o experimentar un ligero retroceso. A pesar de ello, hay variedades más resistentes a las fluctuaciones del mercado, al estar mejor valoradas por los consumidores debido a sus propiedades. Entre ellas, destaca la almendra ecológica, ya que su demanda continúa creciendo y va dirigida a un consumidor dispuesto a pagar más por una mayor calidad. Para el resto de variedades, las organizaciones de productores de almendra en España vienen reclamando desde hace algunos años la puesta en marcha de campañas de promoción para poner en valor su calidad y sus propiedades organolépticas, frente a otras almendras procedentes de fuera de España.