Podar un árbol es necesario y beneficioso para su desarrollo, así como para la calidad y la productividad de sus frutos. La poda consiste en eliminar parcial o totalmente las ramas de un árbol, ya sea porque se trata de vegetación sobrante o porque están enfermas o mal situadas en el tronco, con el objetivo de favorecer un crecimiento más equilibrado, mejorando el rendimiento a la hora de la recolección.
Los expertos aconsejan podar el árbol en el momento en el que se da una menor actividad vegetativa, que coincide con la época otoñal o invernal, teniendo en cuenta si su tipo de hoja es perenne o caduca.
En el caso de la poda del olivo, la clave consiste en mantener el equilibrio entre las funciones vegetativas y reproductivas. De este modo, se persigue la obtención de elevadas producciones sin que la vitalidad de los árboles se vea mermada, acortar el periodo improductivo en las plantaciones más jóvenes, prolongar la época productiva y retrasar el envejecimiento del árbol.
Tipos de poda del olivo
El olivo es un árbol originario de Asia, que se cultiva históricamente en la cuenca mediterránea, de hoja perenne, con la capacidad de dar frutos durante siglos. Es tolerante a bajas temperaturas, no inferiores a -10 grados centígrados, y tolerante a las sequías, mientras que el factor climático que más le daña es el viento. Cuenta con tres tipos de poda: poda de formación, poda de producción y poda de regeneración o rejuvenecimiento.
Poda de formación
La poda de formación se lleva a cabo en los primeros años de vida para orientar la formación del árbol de modo que sus aceitunas puedan recogerse de manera más cómoda para el agricultor. Se recomienda unir el árbol a los denominados ‘tutores’ para que marquen la altura de la copa y para evitar los brotes secundarios. Además, hay que limitar la poda por debajo de la sujeción para que el árbol adulto alcance una altura mínima de copa por encima de esta altura, facilitando el trabajo de recolección en el futuro. Transcurridos tres años, se recomiendan podas anuales ligeras para eliminar aquellas ramas en mal estado, las que broten desde debajo de la copa, así como las de la parte más elevada para favorecer la recepción de luz del sol en las de la parte inferior.
Poda de producción
La poda de producción se realiza en la época en la que el olivo avanza desde la juventud a la edad adulta, en la que la eliminación de ramas es menos intensa que en la poda de formación y, más aún, en las explotaciones de regadío, así como en las de secano pero con un buen régimen de lluvias anual. El objetivo es aumentar la radiación solar en la copa para mejorar la calidad de los frutos, retirando también las ramas más antiguas para dejar paso a las más jóvenes. Si la poda de producción se realiza de forma óptima, se consigue prolongar el periodo productivo del olivo.
Poda de regeneración o rejuvenecimiento
La poda de regeneración o rejuvenecimiento pretende alargar la ‘vida útil’ del olivo para seguir recogiendo frutos en cantidad y calidad suficiente para que sea rentable el cultivo. Es aconsejable hacer esta poda cuando empiecen a apreciarse los primeros síntomas de envejecimiento, de forma que ayudamos al árbol para que tenga nuevos brotes y, de esa manera, mantener la calidad de su aceite de oliva, pues el procedente de frutos de ramas más viejas arroja un ligero sabor a madera, por lo que merma su calidad y su precio en el mercado.
Consejos para una óptima poda del olivo
Para una correcta poda del olivo, los expertos recomiendan utilizar tijeras específicas para las ramas que se encuentren más bajas y que sean pequeñas, mientras que para las ramas altas de menor tamaño se puede usar una cizalla estirable, con mango telescópico, y para las más grandes, una sierra. Es muy importante realizar el corte de forma limpia, sin irregularidades para no provocar heridas en el árbol. Si esto ocurre, conviene utilizar una masilla cicatricante para sellarlas, de forma que queden cerradas y evitemos futuras infecciones.