España es un país que posee una enorme riqueza agrícola, con una amplia diversidad de cultivos, dependiendo de las características climáticas y edafológicas de cada territorio. Una de las regiones con mayor superficie agrícola es Castilla-La Mancha, que cuenta con cerca de 8 millones de hectáreas de terreno cultivable, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura.
Sin embargo, no todos los cultivos resultan atractivos para el agricultor. La clave radica en el precio que perciben por ellos, que representa uno de los factores determinantes de la rentabilidad de su actividad. Y para obtener una buena rentabilidad, es vital la generación de valor y la diferenciación. Ambas características se encuentran en los cultivos considerados de alto valor, capaces de ofrecer elevadas cotizaciones de una forma estable y sostenida a lo largo de las sucesivas campañas.
También resulta fundamental tener en cuenta las condiciones de cada finca a la hora de establecer uno u otro cultivo. En este sentido, es vital conocer en profundidad la climatología, las temperaturas, la probabilidad de heladas, la disponibilidad hídrica, así como la orografía y las características del suelo. Información que resulta de más fácil acceso con la digitalización de la agricultura.
¿Te gusta el contenido de nuestro blog? Síguenos en Facebook e Instagram para ver más publicaciones sobre agricultura y cultivos.
¿Cuáles son los cultivos predominantes en Castilla La Mancha?
Teniendo en cuenta estas características, los cultivos predominantes en Castilla-La Mancha son el almendro, el viñedo, el pistacho, el olivar y el nogal. Entre los cinco, esta comunidad autónoma contabiliza más de un millón de hectáreas de terreno. Son cultivos maduros, que han evolucionado a lo largo de los años y han iniciado su apuesta hacia la innovación, el valor añadido y las mayores posibilidades que pone a su alcance la tecnología, de forma que se logre el éxito en el cambio de modelo hacia una agricultura sostenible desde todos los puntos de vista: económico, social y medioambiental.
Se trata de dar un paso adelante en la transformación digital del campo, priorizando un sistema agrícola más profesionalizado, sostenible, modernizado y tecnológico, que pueda producir más con menos recursos, para dar respuesta al acuciante reto de la creciente demanda mundial de alimentos.
Hay que tener en cuenta que la industria alimentaria representa el 11% del PIB mundial y se espera un crecimiento superior al 70% de la demanda de alimentos para 2050. Se estima que la digitalización del sector, pieza fundamental de este puzle, podría tener un impacto de 300.000 millones de euros en los próximos cuatro años.
¿Cómo mejorar la productividad agrícola en Castilla La Mancha?
Dar este salto no es fácil, pues se deben asumir riesgos. Sin embargo, hay riesgos controlados, que se minimizan si el agricultor da ese necesario paso hacia la revolución industrial del campo. Para hacerlo con todas las garantías, es imprescindible que vaya acompañado y asesorado por un aliado estratégico como Agbar que le ayude en la gestión de su explotación para hacer frente a los retos del sector, entre ellos, la escasez de recursos, el impacto del cambio climático y la creciente demanda de las materia primas que aumentan los costes de producción.
La Mancha roza las 146.000 hectáreas de superficie dedicada al cultivo de almendro, en su mayoría, en secano, y las gestionadas en regadío apenas llegan al 22% del total. Además, lidera el área destinada a viñedo en España, acumulando casi la mitad de lo que se cultiva en todo el país, con 236.000 hectáreas regadas frente a 228.000 en secano. Esta región también lidera la superficie de cultivo de pistacho nacional, con un total de 36.000 hectáreas, de las que dos tercios se trabajan en régimen de secano. En olivar, cultiva casi 444.000 hectáreas, de las que solo un 15% cuentan con riego. A ellas hay que sumar otras 4.000 hectáreas de nogal, casi la tercera parte del total nacional, de las que la mitad se gestionan en secano.
¿Y qué tienen estos cultivos en común en esta comunidad autónoma? Muy sencillo, todos ellos han dado un paso adelante en materia de modernización y riego, pero aún les queda mucho camino por recorrer. Es decir, cuentan con un amplio potencial para mejorar su productividad y rentabilidad de la mano de la tecnología y la digitalización.
Tranquilidad 360º, de la mano de Agbar
Entre los beneficios de colaborar con Agbar para el desarrollo de estos cultivos se encuentra el asesoramiento continuo en la toma de decisiones agronómicas, desde la elección de la variedad vegetal, el marco de plantación o el diseño y la instalación del sistema de riego a la preparación del terreno, la siembra, la fertilización, la poda y la recolección, lo que permite reducir los costes productivos, energéticos y de fugas de agua, la detección de averías hídricas y la optimización de cada gota de agua.
De esta forma, el agricultor cuenta con un servicio profesional e integrado que le otorga una buena gestión en cada etapa del cultivo, mediante proyectos ‘llave en mano’ que le permiten, además, acceder a financiación en las mejores condiciones posibles. Así, puede diversificar sus producciones para complementar los ingresos que obtenga de otros cultivos.
Documentación y bibliografía:
Ministerio de Agricultura