El aumento de la producción de un cultivo de olivo depende, principalmente, del tipo de olivo, de la variedad que se esté cultivando, de la producción obtenida durante la campaña anterior, así como de las prácticas agronómicas que lleva a cabo el agricultor.
La cantidad de frutos que arroja cada árbol, su tamaño y su peso influyen en gran medida en la cantidad de aceite y de aceituna de mesa que obtiene el productor. Por ello, una nutrición vegetal equilibrada, que cubra las necesidades nutricionales del cultivo, incrementará la productividad y contribuirá a mejorar la rentabilidad.
Aspectos a tener en cuenta para el cultivo del olivar
A la hora de gestionar el cultivo de olivar, hay que tener en cuenta la vecería, es decir, la alternancia en la producción entre campañas. De esta forma, se puede optimizar la planificación de la fertilización de la finca: el patrón de absorción de nutrientes es muy diferente en función de una mayor o una menor producción, teniendo en cuenta que dos tercios del contenido total de nutrientes se alojan en las hojas y los frutos.
Principales nutrientes para el olivar
El nitrógeno es uno de los nutrientes más importantes para el rendimiento del olivo. Para saber el momento y la cantidad óptima de nitrógeno que hay que aportar, es necesario conocer las condiciones del suelo y el estado del cultivo. Aportar nitrógeno en las épocas de mínima o nula producción sirve para generar reservas para los años productivos.
El boro en el olivar
Es importante aportar boro, junto a nitrógeno, para incrementar el rendimiento del olivar, en aquellos casos en los que la hoja tenga una baja concentración de este; se recomienda cuando el valor se encuentre por debajo del 1,5%.
Potasio para el olivar
Uno de los nutrientes más demandados por el cultivo de olivo es el potasio, pues está demostrado que incrementa la producción de aceitunas y de aceite de oliva, manteniendo su calidad, cuando se utiliza a través de fertilización foliar o aplicado directamente al suelo.
Otras prácticas
Otras prácticas que mejoran el rendimiento del olivar son la realización de análisis foliar y de suelo para conocer las necesidades nutricionales y optimizar el programa de fertilización en función de las condiciones del suelo, de las plantas y del entorno medioambiental. También es necesario mantener un estado nutricional adecuado del olivo en los años de baja producción o vecería para evitar una alternancia excesiva y mantener una constancia en el rendimiento.
El anillado también aumenta la productividad; se trata de una práctica que consiste en la separación de un anillo de corteza de entre 10 y 12 milímetros de anchura para, posteriormente, aplicar un insecticida en la herida y protegerla con una lámina de polietileno hasta la cicatrización; el anillado interrumpe temporalmente el flujo descendente de savia, favoreciendo el aumento de floración y fructificación de la rama anillada y la disminución simultánea de su crecimiento vegetativo.