España cuenta con más de 307.000 hectáreas de cultivos de cítricos, una cifra que permanece estancada en los últimos 15 años, ya que ha retrocedido un 0,17% en comparación con el dato registrado en 2004, según recoge la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos en España del Ministerio de Agricultura, correspondiente 2020. A pesar de ello, España es el primer productor de cítricos de la Unión Europea, con más de 7,5 millones de toneladas anuales.
Por regiones, la Comunidad Valenciana lidera este cultivo, con algo más de 160.000 hectáreas; le siguen Andalucía, que roza las 88.000 hectáreas; la Región de Murcia, con más de 45.000; y Cataluña, con casi 11.000. Entre estas cuatro comunidades suman 304.000 hectáreas, el 99% del total nacional.
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El modelo de gestión del cultivo de cítricos en España ha alcanzado un importante grado de madurez y modernización. Prueba de ello es que la gran mayoría se lleva a cabo en régimen de regadío, con casi 288.000 hectáreas, lo que supone casi el 94% del total.
Tradicionalmente, la citricultura española ha apostado por la modernización desde sus orígenes, siendo punta de lanza en la introducción de innovaciones tecnológicas, organizativas y de mercado, además de erigirse en una de las actividades pioneras en la internacionalización en España. En la actualidad, continúa siendo un sector de gran importancia para la agricultura nacional y para la balanza comercial, con un valor de la producción en origen de 2.500 millones de euros, lo que supone el 5% de la producción agraria nacional, mientras que las exportaciones han contabilizado un total de 3.200 millones de euros en 2019, lo que represente el 6% de las ventas agroalimentarias españolas al mercado exterior.
En Andalucía, la mayoría de la superficie dedicada al cultivo de cítricos se ubica en Sevilla y Huelva, que aglutinan casi el 60% del total regional, con casi 30.000 hectáreas la primera y cerca de 21.000 hectáreas la segunda; a ellas les siguen Córdoba, Málaga y Almería, que representan, conjuntamente, el 38%, mientras que Cádiz y Granada tan solo cuentan con el 4%. En la última década, se ha incrementado sustancialmente la superficie citrícola en las provincias de Córdoba y Huelva, a la vez que ha disminuido en Granada.
La producción de cítricos en España se está desplazando desde la Comunidad Valenciana hacia otras regiones que disponen de buenas condiciones climatológicas y de recursos hídricos, donde la mayor extensión de las fincas permite una explotación más racional y económica de las mismas.
Un mercado de cítricos cada vez más longevo
Respecto al comportamiento de los mercados, el consumidor europeo puede encontrar, de forma cada vez más frecuente, cítricos en cualquier época del año, lo que elimina ese efecto de novedad que suponía la llegada de las primeras mandarinas y naranjas españolas con destino a Europa a principios de otoño. La globalidad de la producción ha generado una creciente competencia a principios y final de campaña con los cítricos procedentes del hemisferio sur.
Los países que suponen un mayor desafío como competidores de España son Egipto y Marruecos, por sus reducidos costes de mano de obra; Israel, por la rapidez de su tecnología varietal; Turquía, en menor medida, por su ventaja arancelaria asimétrica con la UE; Sudáfrica, por su avanzada tecnología y su estructura productiva; y Sudamérica en su conjunto, que trabaja por cultivar durante calendarios de ocho meses, lo que implica el solapamiento con España al principio y al final de la campaña.
El sector citrícola continúa apostando por la innovación, lo que se aprecia en la apuesta continua por los nuevos materiales vegetales, en la mecanización de ciertas labores, en las nuevas técnicas de cultivo integrado y ecológico, así como en el uso de nuevas tecnologías, que están permitiendo incrementar sensiblemente los ratios de productividad.
Retos para mantener y mejorar la rentabilidad en el cultivo de cítricos
Sin embargo, aún quedan retos pendientes: los citricultores no pueden ni deben bajar la guardia ante la continua amenaza que suponen las enfermedades que pueden poner en peligro la viabilidad de las explotaciones, las más recientes, el temido HLB (Huanglongbing) o greening, la plaga del Cotonet, que llegó procedente de África y el Trips de la Orquídea, esta última también ha atacado al aguacate. Por otra parte, el sector debe modernizar sus estructuras organizativas y de comercialización para competir de forma óptima en los mercados, reforzando y promocionando el mensaje de producto de calidad, sabor, sostenibilidad, seguridad alimentaria y variedad vegetal.
Este último desafío, el de impulsar la concentración de la oferta para comercializar mejor el producto en los mercados, continúa consolidándose en España. Ejemplos de ello son movimientos como el del gigante de las naranjas Cítrico Global, resultante de la fusión entre Martinavarro, con base en Castellón, y la onubense Río Tinto, que va de la mano del fondo de capital barcelonés Miura Private Equity, lo que le ha permitido acceder a un crédito sindicado con varias entidades bancarias por valor de 210 millones de euros y a la integración del productor alicantino de limones Perales y Ferrer, una compra valorada en 10 millones de euros. Este modelo de integración vertical representa para muchos expertos en citricultura la mejor garantía de rentabilidad para un sector caracterizado por la atomización de la producción y el estrechamiento de compradores mayoristas finales, con una docena de grandes cadenas de gran distribución marcando los precios para casi todo el continente europeo. Destaca también la cooperativa de segundo grado Anecoop, que lidera las ventas de cítricos con una facturación superior a los 700 millones de euros y combina grandes campos en propiedad con capacidad de almacenaje y comercialización, lo que la diferencia de la competencia y le otorga poder de negociación en el precio, de ahí que sea uno de los proveedores de referencia de Mercadona. Precisamente, tres cooperativas de Anecoop, Productores del Campo, de Alcalá del Río; San Sebastián, de Lora del Río; y la Sociedad Agrícola de Transformación Fomento Agrícola Andaluz, de Peñaflor, acaban de formalizar una alianza comercial para vender y procesar cítricos en común, lo que se traduce en la mayor comercializadora de cítricos de la Vega de Sevilla, que agrupa un volumen de producción de 50 millones de kilos de naranjas y 7 millones de kilos de mandarinas. También destaca como movimiento inversor la compra de la murciana Frutas Romu por parte de Atitlan Grupo Empresarial para impulsar la gestión de las parcelas de la primera en Huelva, Murcia y la Comunidad Valenciana, con el objetivo de ganar tamaño y eficiencia y poder competir en un mercado donde los precios de origen sufren la presión de los intermediarios.
Aumentar la rentabilidad de la mano de un especialista como Agbar
Para conseguir el éxito en la producción de cítricos, es fundamental minimizar los riesgos a la hora de tomar decisiones en este tipo de proyectos, ya que la rentabilidad del proyecto está determinada por un análisis previo de viabilidad técnica y económica, un diseño optimo del proyecto, una ejecución correcta del proyecto y una gestión adecuada de la finca. En este sentido la optimización de los recursos productivos juega un papel fundamental en este cultivo.
De ahí la importancia de caminar de la mano de especialistas como Agbar, la división técnica experta en la optimización del uso del agua para regadío, que ofrece de forma integral y llave en mano un amplio abanico de servicios tecnológicos y agronómicos diseñados para el manejo de cultivos de alto valor añadido, como es el caso de los cítricos. Para ello, cuenta con el respaldo y los recursos técnicos y humanos de esta multinacional, una de las compañías líderes en el mundo en la gestión de recursos hídricos y servicios medioambientales, lo que se traduce en asesoramiento personalizado al agricultor para que obtenga la máxima competitividad y rentabilidad de su explotación, garantizando la calidad de la producción y los más altos estándares de sostenibilidad en el modelo de cultivo, un aspecto cada vez más demandado por las grandes cadenas de distribución internacional, que exigen a sus proveedores productos certificados en calidad, sanidad vegetal y de mínimo impacto medioambiental, empujados por la creciente demanda por parte de los consumidores, cada vez más responsables con su entorno, lo que les lleva a estar dispuestos a pagar más por este tipo de productos alimentarios.
En este contexto, una de sus máximas se centra en producir más con menos, lo que motiva a Agbar para que sus proyectos se adecúen al contexto actual de aumento demográfico y el consiguiente incremento en la demanda de alimentos y recursos, cambio climático, protección del medioambiente y escasez de agua y suelo.
Para abordar con éxito estos desafíos, poniendo a disposición del cliente el mayor rendimiento posible de sus explotaciones, en armonía con la sostenibilidad, Agbar desarrolla sistemas de cultivo de alta eficiencia adaptados a las características particulares de la finca, que integran todos los eslabones del proyecto y las fases del ciclo de producción, partiendo de un análisis previo que permite elegir la mejor opción técnica y económica para cada finca. El análisis incluye las características de la parcela (estudio de clima, agua, suelo y orografía), el marco de plantación, la orientación y la variedad a utilizar, el sistema de riego, diseñado con óptimos criterios agronómicos, hidráulicos y energéticos para garantizar la máxima rentabilidad de las instalaciones durante su vida útil.
Agbar se apoya en las nuevas tecnologías y las energías renovables para alimentación energética del bombeo donde es viable técnica y económicamente. TICs que también utiliza en la fase de gestión de la finca, incorporando imágenes por satélite y modelos predictivos, tanto de cosechas como de plagas y enfermedades. Tras la recolección, Agbar se implica también en el análisis de ciclo de vida, mediante el estudio de la huella hídrica y la huella de carbono, mediante la certificación de estas como garantía sostenible ante los mercados. Y para unificar todas las partes del proyecto, está desarrollando una plataforma inteligente que integra la tecnología blockchain, para monitorizar, optimizar y digitalizar todas las fases de cada proyecto, desde la primera visita a finca que realiza un técnico de Agbar hasta el consumidor final.
Esta apuesta por las nuevas tecnologías aplicadas a la mejora de la productividad y la rentabilidad del agricultor, así como al impulso de un modelo de producción más sostenible y respetuoso con el entorno, en línea con la creciente preocupación por el medioambiente por parte del consumidor, constituye un factor estratégico como herramienta para mejorar la comercialización del producto, pues las grandes cadenas de distribución vienen demandando cada vez más esta agricultura, capaz de medir tanto la huella hídrica como la de carbono de un alimento, a la vez que está dispuesto a pagar más por aquellos con menor huella, reclamando certificaciones que garanticen el óptimo uso de recursos tan esenciales como el agua. Recientemente, los agricultores tienen a su disposición ‘H3’, una certificación de sostenibilidad hídrica y riego eficiente mediante la cual le pueden garantizar a los consumidores que el producto que están consumiendo se ha obtenido cumpliendo todos los requisitos necesarios para la ejecución de un riego eficiente y sostenible. De esa forma, los consumidores ya pueden conocer y exigir la máxima eficiencia hídrica de los alimentos que consumen.
Documentación y bibliografía:
https://www.plataformatierra.es/detalle/libro/una-hoja-de-ruta-para-la-citricultura-espanola
